July 12, 2021
“A problem well put is half solved.”
― John Dewey
I have shared in past posts my commitment to solving problems. That sounds simple, right? After all, that is what social service entities are about. Except that in my experience, that is not what we are about. I do not see the social service environment focused on the complexities of real problem solution. I do however see us serving problems.
What does it mean to serve a problem?
I believe that it means that we accept the premise that a problem exists and that it cannot be eradicated. As a result of this thinking, we layer solutions that actually result in things staying the same. We never really commit to making the problem go away—forever. Why? Because this is very difficult work. It requires that we take the time to fully understand the problem, unpacking its origin, its connection to other systems, and its pathway. And it requires that we make a long-term commitment to changing societal circumstances that allow the problem to germinate and grow.
Consider: According to Child Welfare Information Gateway, over 40% of school-aged children in foster care have educational difficulties. Their high school dropout rates are three times higher than other low-income children. Nationwide, only about half of youth raised in foster care end up finishing high school and less than 10% enter college. This stands in stark comparison to the overall college enrollment rate of 18 to 24-year-olds of 41%. Further, only 3% of youth in care graduate from a four-year college (2019).
As a country we have spent untold millions trying to solve this issue over the past decades, with no measurable change in outcomes. Whatever we are doing is not working. I believe it is because we have not yet fully understood the problem, its origin, its relationship to other systems, and its pathway.
Leyla Acaroglu, a designer, social scientist and entrepreneur, in an article entitled Problem Solving Desperately Needs System Thinking notes “If we really want to start to address the highly complex, often chaotic and incredibly urgent social and environmental issues at play in the world around us, we must overcome the reductionist perspective and build systems that work for all.” She went on to say, “Systems thinking is a way of seeing the world as a series of interconnected and interdependent systems rather than lots of independent parts. As a thinking tool, it seeks to oppose the reductionist view—the idea that a system can be understood by the sum of its isolated parts—and replace it with expansionism, the view that everything is part of a larger whole and that the connections between all elements are critical.”
This perspective makes sense to me. Given the child welfare example, viewing problem solving through the interconnectedness of systems that touch the lives of children and families, we would consider the impact of generational poverty, bias, the structures of the child protective and foster care systems, the interface between the foster care and the educational system … and so on.
Once we understand the layers of systems interconnectedness and how they play out in a child’s life, we have a much better sense of where to start and how to design interventions that chisel away at the actual problem.
12 julio 2021
Comprender la Interconexión de los Problemas Sociales
“Un problema bien planteado está medio resuelto”.
– John Dewey
He compartido en publicaciones anteriores mi compromiso con la resolución de problemas. Eso suena simple, ¿verdad? Después de todo, de eso se tratan las entidades de servicios sociales. Excepto que, en mi experiencia, eso no es de lo que se trata en cuanto a nosotros. No veo que el entorno de servicios sociales se centre en las complejidades de la solución de problemas reales. Sin embargo, veo que estamos sirviendo a los problemas.
¿Qué significa servir a un problema?
Creo que significa que aceptamos la premisa de que un problema existe y que no se puede erradicar. Como resultado de esta creencia, ponemos en capas soluciones que en realidad resultan en que las cosas permanezcan igual. Nunca nos comprometemos realmente a hacer que el problema desaparezca, para siempre. ¿Por qué? Porque es un trabajo muy difícil, requiere que nos tomemos el tiempo para comprender completamente el problema, desempaquetando su origen, su conexión con otros sistemas, y su camino. Y requiere que hagamos un compromiso a largo plazo con las circunstancias sociales cambiantes que permiten que el problema germine y crezca.
Considera: De acuerdo con Child Welfare Information Gateway, más del 40% de los niños en edad escolar en hogares de crianza tienen dificultades educativas. Sus tasas de abandono escolar son tres veces más altas que otras de bajos ingresos de la escuela secundaria. En todo el mundo, sólo alrededor de la mitad de los jóvenes criados en hogares de crianza terminan la escuela secundaria y menos del 10% ingresan a la universidad. Esto se sitúa en una comparación con la tasa general de matriculación universitaria de 18 a 24 años, del 41%. Además, solo el 3% de los jóvenes en cuidado de crianza se gradúan de una universidad de cuatro años (2019).
Como país, hemos gastado incontables millones de dólares tratando de resolver el problema en las últimas décadas, sin un cambio medible en los resultados. Todo lo que estamos haciendo no funciona. Creo que se debe a que todavía no hemos del todo entendido completamente el problema, su origen, su relación con otros sistemas y su camino.
Leyla Acaroglu, tanto diseñadora como científica social así como empresaria; en un artículo titulado Problem Solving Desperately Needs System Thinking , señala que “si realmente queremos comenzar a abordar los problemas sociales y ambientales altamente complejos; a menudo caóticos e increíblemente urgentes en juego en el mundo que nos rodea, debemos superar la perspectiva reduccionista y construir sistemas que funcionen para todos. ” Ella continuó diciendo, “El pensamiento sistémico es una forma de ver el mundo como una serie de sistemas interconectados e interdependientes en lugar de muchas partes por sí solas. Como herramienta de pensamiento; busca oponerse a la visión reduccionista —la idea de que un sistema puede ser entendido por la suma de sus partes aisladas— y reemplazarlo por el expansionismo, la visión de que todo es parte de un todo más grande y que las conexiones son críticas entre todos los elementos”.
Esta perspectiva tiene sentido para mí. Dado el ejemplo del bienestar infantil; viendo la resolución de problemas a través de la interconexión de los sistemas que afectan tanto las vidas de los niños como de las familias; consideraríamos el impacto de la pobreza generacional, el prejuicio, las estructuras de los sistemas de protección infantil y de cuidado de crianza, la interfaz entre el cuidado de crianza y el sistema educativo … y así sucesivamente.
Una vez que entendamos las capas de interconexión del sistema y cómo se desempeñan en la vida de un niño, tendremos un sentido mucho mejor de dónde comenzar y cómo diseñar intervenciones que cincelen el problema real.