March 15, 2021
I love history. I love reading about it and gleaning present day insight from 200-year-old happenings.
At the same time, I am continually frustrated by the fact that history is told almost exclusively through a male lens. Historians use facts gathered from primary sources of evidence and then shape them so that their audience can understand and make sense of them. This process is actually interpretation. When it is predominantly one gender making this interpretation, the rear window is skewed.
Celebrating Women’s History Month provides an opportunity to explore how different our view of our collective history might be, if it had been authored by women.
In 1992 UNESCO launched the Memory of the World Programme to facilitate universal access and preservation of documents that reflect the history, culture, tradition and values of their membership nations. Among the initial 426 inscriptions of documentary heritage submitted, only five related directly to the culture’s experience as told by women.
I often wonder how different our world construct would be, if women were the drivers of the narrative. And how this predictably altered chronicle would impact our understanding of ourselves, our roles, our accomplishments and our social compact with one another.
For example, if history was told by women, would it be—as it has almost exclusively been—focused on war and conquest? Or might history be told through the evolution of family and community, with a footnote about the impact of war and conquest?
Would history have been written through a framework of collaboration and shared success rather than power and hierarchy? And how would that impact the way we measure success and strength today?
If women had been written into history based on their actual level of accomplishments, would the role that was ascribed to women have been as narrow or the glass ceiling so hard to break through?
Would we be more sensitized to the harm women experienced throughout history (that continues to this day)? I am not talking about the familiar story of discrimination and harmful conditions in the workplace. I am talking about the fact that six women are killed by men every hour across the world in what the United Nations calls the “global pandemic of femicide” and almost no one talks about it.
If history was told through the perspective of women, might slavery be more fully understood as a planned process of the rape and sale of children in order to expand the colonies, instead of primarily an economic strategy? Jennifer Morgan’s recent book Laboring Women: Reproduction and Gender in New World Slavery delves into the concept that when Black women were brought from Africa to the New World as slave laborers, their value was determined by their ability to work as well as their potential to bear children. The book examines for the first time, how African women’s labor–in both senses–became intertwined in the growth of the English colonies.
History is not a static set of facts, etched in stone. History is a prioritization and interpretation of events that changes with the interpreter. During Women’s History Month I encourage readers to explore interpretations of history from multiple lenses … it might impact our view of it, and of one another.
15 Marzo 2021
El Impacto desde un Lente Diferente
Me encanta la historia. Me encanta leer acerca de ella y deducir el conocimiento de los acontecimientos de hace 200 años.
Al mismo tiempo, estoy continuamente frustrada por el hecho de que la historia se cuenta casi exclusivamente a través de un lente masculino. Los historiadores utilizan hechos recogidos de fuentes primordiales de evidencia y luego les dan forma para que su audiencia pueda entenderlos y darles sentido. Este proceso es realmente una interpretación. Cuando es predominantemente un solo sexo haciendo esta interpretación; esta interpretación está distorsionada.
Celebrando el Mes Internacional de la Mujer, ofrece la oportunidad de explorar cuán diferente podría ser nuestra visión de nuestra historia colectiva, si hubiera sido escrita por mujeres.
En 1992, la UNESCO puso en marcha el Memory of the World Programme, para facilitar el acceso universal y la preservación de documentos que reflejen la historia, la cultura, la tradición y los valores de sus naciones miembros. Entre las 426 inscripciones iniciales presentadas de documentales sobre el patrimonio, sólo cinco se relacionaban directamente sobre la experiencia cultural de ellas; de acuerdo con lo contado por las mujeres.
A menudo me pregunto cuán diferente sería nuestro formado mundo; si las mujeres fueran las impulsoras de la narrativa. Y cómo esta crónica previsiblemente alterada afectaría la comprensión de nosotras mismas, nuestros roles, nuestros logros y muestro pacto social entre las unas y las otras.
Por ejemplo, si la historia fuera contada por las mujeres, ¿se centraría—comolo ha sido casi exclusivamente —en la guerra y la conquista? ¿O podría contarse la historia a través de la evolución de la familia y la comunidad; con una referencia al pie de la página; sobre el impacto de la guerra y la conquista?
¿Se pudeira haber escrito la historia, a través de un marco de colaboración y éxito compartido, en lugar del poder y la jerarquía? ¿Y cómo afectaría eso, a la forma en que medimos el éxito y su fuerza hoy en día?
Y si, las mujeres hubieran estado escribiendo la historia basándose en su nivel real de logros: ¿habría sido el papel tan pequeño que se les atribuía a ellas o el romper todas las barreras, tan difícil de lograr?
¿Estaríamos más sensibilizados con el daño que las mujeres han experimentado a lo largo de la historia (el cual continúa hasta nuestros días)? No me refiero a la historia ya conocida, de discriminación y condiciones nocivas en el lugar de trabajo. Me refiero al hecho de que seis mujeres son asesinadas por hombres cada hora en todo el mundo; en lo que las Naciones Unidas llaman la “pandemia mundial de feminicidio” y casi nadie habla de ello.
Si la historia se contara a través de la perspectiva de las mujeres, ¿podría entenderse más plenamente la esclavitud; como un proceso planeado de violación y venta de niños, con el fin de expandir las colonias, ¿en lugar de primeramente una estrategia económica? El reciente libro de Jennifer Morgan, Laboring Women: Reproduction and Gender in New World Slavery, profundiza en el concepto, de que cuando las mujeres negras fueron traídas de África al Nuevo Mundo; como trabajadoras esclavas, su valor estaba determinado por su capacidad para trabajar, así como en su potencial para tener hijos. El libro examina por primera vez cómo el trabajo de las mujeres africanas–en ambos sentidos–se entrelazaba en el crecimiento de las colonias inglesas.
La historia no es un conjunto inalterable de hechos, grabados en piedra. La historia es dar prioridad e interpretación a acontecimientos que cambian con el intérprete. Durante el Mes Internacional de la Mujer, animo a los lectores a explorar interpretaciones de la historia desde múltiples lentes… podría afectar nuestra visión de ella; así como la del uno en el otro.